Siempre llego

Todos los días de manera automática piso el acelerador que me lleva de un punto a otro punto por la misma vía, los mismos semáforos, los mismos puentes, las mismas vueltas a mi trabajo.
Lo único que invariablemente cambia es el paisaje con todo y sus personajes.

Ese me lo construyo yo día con día.

De mañana me gusta jugar a hacer dibujos con las nubes de noche me gusta ponerle puntuación al atardecer.
A veces me narro internamente, como ejercicio de creatividad, la historia de las personas del coche de al lado. Algunos de ellos me miran extraño.
Me entristece demasiado ver a la orilla de la carretera perros muertos por atropellamiento, sobrepasa mi fortaleza cotidiana, ni se diga si veo un transporte de puerquitos, ahí si cierro los ojos sin importar si me llevo un perro.
Me cambia la rutina ver el nuevo espectacular de Gandhi, creo que hasta podría decir que ese regreso, es de los regresos vitaminados. No me gustan los espectaculares que anuncian eventos taurinos, que últimamente y de manera estúpida se han puesto "más de moda". Matar no puede ser un arte y mucho menos una diversión.
Está padre ver la cara de quién lleva un coche nuevo, mejor aún si es alguien joven, pero está mejor ver a esa niña con su hermanita en brazos y su mamá que lleva un letrero colgando que dice "se fabrican sillas de bejuco a domisilio" y verla muy bien a los ojos cuando sonríe porqué le compartes una galleta. Lo siento inevitablemente ese día se me torció el corazón y aún no logro borrarme la imagen.

No me gusta hablar por teléfono en esos momentos, prefiero hablar unos segundos con Dios. Sé que me escucha.

De ida me gusta el radio informativo, cuántas más noticias mejor armada para este trabajo que así lo exige, de regreso me gusta reírme con "la suerte del conejo".

Me ilusiona saber que llegando a mi trabajo hay muchas cosas por hacer y aunque no dependan exclusivamente de mi entrega y ni de mi esfuerzo, se siente bien poner palomita a lo que vas haciendo;  pero más aún me ilusiona regresar a casa y saber que lo que ahí haga es un trabajo en equipo, conformado por personas leales que me aman ya que sin importar cuantas veces me equivoque para ellos siempre tengo estrellitas.

Voy y vengo, del mismo lugar al mismo lugar, todos los días, a la misma hora por el mismo camino. No me desvío, tampoco me concentro, a un lado y a otro ...siempre llego.